In Tecnología
Por estos días los avances tecnológicos parecieran ser sacados del sombrero de un mago. Como dijo alguna vez Sir Arthur C. Clarke “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es equivalente a la magia”. Imagine a un refrigerador habilitado para internet de las cosas (IoT) que sabe cuándo se está quedando sin leche y le recuerda cuando está en la tienda de supermercado o mejor aún agrega la leche automáticamente a su carrito de compras en su aplicación de entrega de alimentos. ¿Es magia no?
En todo el planta, los dispositivos y máquinas se vuelven más inteligentes y están más conectados que nunca. Se espera que el IoT continúe expandiéndose, con predicciones de que todo, desde autos hasta tazas de café, estará conectado a Internet para el año 2025. La gama de dispositivos que se pueden conectar incluye desde tecnologías portátiles (relojes inteligentes, rastreadores de actividad), tecnologías médicas implantadas, electrodomésticos e infraestructura (tuberías de alcantarillado, alumbrado público). La hiperconectividad avanzará aceleradamente hacia la conectividad 100, es decir, todo conectado con todo. Internet de las cosas describe una red en crecimiento exponencial de “cosas” conectadas que contienen chips, sensores, procesadores, programas y la capacidad de interactuar con otros dispositivos en una red. De acuerdo a numerosos estudios, el crecimiento de las conexiones entre dispositivos de IoT es enorme: de 6 mil millones el año 2015 a 50 mil millones en 2025. Cada uno de esos dispositivos estará midiendo datos y facilitando la comunicación, lo que implica que el conjunto de información que clasificamos como privada se reducirá cada vez más, generando un potencial de ingresos previsto por concepto de IoT en 2025 cercano a los 3 billones de dólares.
Finalmente se espera que para 2025, las personas tendrán sensores implantados en sus cuerpos que enviarán todos sus datos a la nube ¿Será el fin de la privacidad?
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