Seguro que has leído a Porter.
Es lo que nos hacen leer a todos cuando queremos aprender algo de negocios y si no lo has leído seguro que lo has sufrido en pasiva, no solo en la empresa sino en tu vida personal.
Porter fue el que escribió en bonito lo que la humanidad ha estado haciendo durante toda la historia.
Porter nos explicó de una manera muy elegante el sentido de la Ventaja Competitiva mezclando el liderazgo en costes con la diferenciación de producto en función del objetivo estratégico y la industria en la que nos movemos.
Es decir, escribió en un libro lo que hicieron los egipcios, griegos, romanos, bárbaros, vikingos, chinos, árabes, españoles, ingleses, alemanes, japoneses, americanos y finalmente Silicon Valley durante los últimos 15 años, mezclando la tecnología y la capacidad humana para ser diferentes a los demás. Lamentablemente muchos de los primeros citados usaron la Ventaja Competitiva para invadir y no para crear.
Sin embargo, escogiendo a estos últimos como paradigma de la Ventaja Competitiva, intenta pensar, amable lector, por qué Silicon Valley domina el mundo de la innovación en la actualidad. Se lo arrebataron a los japoneses. No es solo por el dinero que se mueve y que invierten gigantes fondos de inversión.
El mundo y esas personas que trabajan en esas empresas, se mueve por las personas con talento que generan valor y porque aportan ideas diferentes y revolucionarias como un motor de búsqueda que en breve te dará respuestas a preguntas que todavía no le has hecho o teléfonos que nos permitirán tener acceso a todo y vivir mejor (en teoría).
Acorde a estudios realizados por Sé Feliz Ahora, el 82% de personas en Latino América no es infeliz pero no es feliz. Curioso, ¿verdad?.
Quieras o no quieras, si quieres que tu empresa tenga LA ventaja competitiva por excelencia frente a tus competidores, tienes que obsesionarte con la felicidad de tus trabajadores.
Si bien el conocimiento se está comoditizando (odio esta palabra), es cierto que hace 25 años éramos cuatro que teníamos un MBA y ahora quien no tiene dos MBA, no es nadie.
Hoy en día no es cierto pensar que vas a liderar en costes o vas a conseguir un posicionamiento claro, sostenible y diferente de tus competidores porque sí. Si lo consigues va a ser porque las personas que trabajan para ti o contigo son felices y que haces lo posible para que liberen todo su potencial y sean esa diferenciación que necesitas para ganar. Porque si estás en la empresa es porque quieres ganar, ¿verdad?.
La felicidad en el trabajo no es vagancia, la felicidad no es desidia y la felicidad no es ser débil.
La felicidad en el trabajo es mejorar en competitividad y ganar a los competidores. La felicidad es que tu grupo se convierta en equipo. La felicidad es identificar a tus líderes, asignar los roles necesarios y que las personas sientan la empresa como suya.
Las personas hoy no son como las que eran hace cuarenta años. Hoy en día las personas con talento para cambiar tu organización son muy exigentes: quieren saber hacer su trabajo, quieren hacer y que les dejes hacer su trabajo, quieren formarse, crecer, aprender, sentir y estar orgullosos de su empresa. Así de fácil, así de complicado.
Las organizaciones más sencillas y ligeras son las más flexibles y sus personas tienen que demostrar sus capacidades y para eso necesitan ser felices. Las que trabajan en multinacionales siempre se pueden esconder un poco más, aunque al final, siempre el tiempo y las acciones se ven y se palpan.
¿Por qué crees que grandes dinosaurios han caído como Borders o Sports Authority? ¿Por qué no tenían crédito?. Ni mucho menos, cayeron porque el talento que tenían, las personas que daban valor o bien se fueron, o bien no les dejaron liberar su potencial. Así de sencillo, así de terriblemente difícil.
A Porter se le «olvidó» decir que para que liderarás en costes o para que te diferenciaras con una USP espectacular debías tener personas que fueran felices para conseguir todo lo que te propongas.
No importa las patentes que tengas ni las maravillosas ideas que barruntes, si las personas felices en tu empresa, se irán y perderás las patentes y las ideas nunca se realizarán.
Hazlo por la razón por la que te sientas más cómodo. Hazlo porque te gustan las personas, hazlo porque eres egoísta y quieres ganar más dinero, hazlo porque no eres tonto, hazlo por la razón que te parezca. ¡Invéntate la maldita razón si quieres! Pero hazlo o se te irán los mejores.
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