“Emprendedor/a: persona que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo.” Pero ser emprendedor es mucho más que eso. Estudios nos dicen que solo un 2% de las personas en el mundo deciden luchar por esa autonomía y dan el paso a este “mundo de emprendimiento”, pero creo que actualmente estamos cayendo en graves errores de utilización del término.
Lamentables modas pasajeras que terminarán por su mala ejecución, en donde ser actualmente una marca personal es inventarte una vida y formación idílica no existente, donde queremos hablar del fin y no del medio y la consecuencia, y en donde ser el CEO de tu propia empresa es ser admirable y motivador entre tus colegas (aunque tu empresa no avance ni a la fuerza), y en donde finalmente lo más importante es que te haces llamar emprendedor, y te encanta decirlo. Pero, ¿esto será sostenible en el tiempo?
Esto más que una crítica, es una reflexión, puesto que tengo la experiencia de haber pecado de haberme creído emprendedor antes de realmente serlo, y es un error común que después de cuatro años en el camino puedes observar más tangiblemente y que me gustaría anticiparte para que puedas tenerlo en cuenta.
La misma definición nos decía que emprendedores son “los que tienen la decisión e iniciativa para entrañar algún riesgo”. No todo el mundo está dispuesto a hacerlo, a dejar sus trabajos, a mandar un día cualquiera a su jefe sin liderazgo a la vuelta de la esquina y poder salir airosos de un trabajo poco valioso para nuestra carrera y nuestro futuro. En ocasiones no podrás hacerlo por familia o recursos, en muchas otras simplemente por la comodidad que sientes, el miedo a fracasar o la poca decisión, pero si decides finalmente hacerlo con todas las consecuencias, no olvides algo demasiado importante, debes tener UN PLAN, el principal error por lo que los emprendedores y startups acaban fracasando y rindiéndose frente al mercado buscando de nuevo una oferta laboral es porque se olvidan de lo más importante, y a muchos nos pasa.
Cuando comencé con mi primer workshop de “Marketing personal y emprendimiento digital”, buscaba como objetivo principal empoderar a las personas en general y en su total globalidad. Mucha gente imaginaba que contenidos que hablaban de marca personal y emprendimiento solo sería para finalmente eso, emprendedores y autónomos, o como a veces yo mismo llamo “masocas por pasión”. A la par que es el objetivo de mi primer libro, PR-keting: el poder de las relaciones digitales en la vida actual, he intentado justificar y hacer ver la importancia vital hoy en día de tener unas relaciones digitales productivas trabajemos o no dentro de una empresa, y finalmente de la oportunidad que esta nos brinda.
Desde que tenemos un smartphone en las manos nos convertimos en medios de comunicación, y todo, absolutamente todo comunica. Si bien queremos destacar dentro de nuestros puestos actuales de trabajo como si tenemos una propuesta de valor diferencial y queremos hacerla ver a ojos del mundo, tener una efectividad en el manejo de ese poder innato que esta era digital nos entregó será importantísimo para el futuro de tus pasos y de “tus huellas en la red”.
Si bien es cierto, el marketing digital te ofrece un sinfín de oportunidades para dar el paso al emprendimiento sin tanto riesgo como convencionalmente teníamos, ya que desde abrir tu propia web en 5 pasos en páginas como wix o armar tu propia tienda virtual gratuita en Facebook, te ofrecerán novedosos canales de exhibición y atención que solo este siglo nos permite de manera gratuita, sin formación y a manos de todo el mundo.
Ser productivos digitalmente y mostrarnos profesionalmente, más allá que banalmente tras 500 filtros de Instagram, será una necesidad para todos. La competencia digital será tan grande en términos de marcas personales, nuevos emprendimientos (cada cual más innovador y tecnológico), que pensar en no tener un plan a futuro desde hoy día mismo, será el mayor error de tu vida.
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