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Joss Stone: La Nueva Visión Del Marketing Musical

Joss Stone: La Nueva Visión Del Marketing Musical
21 noviembre, 2017 Arturo González Salas

Tengo gustos musicales muy diversos, sin embargo, dentro de ese eclecticismo, existen variables que se repiten, me gusta la música buena onda, la que se puede sentir con el alma y la que propone por medio de las letras, los arreglos y los intérpretes. Tal es el caso de Selah Sue, Meschiya Lake, Michael Bublé, Kendji Girac, Concha Buika, Caloncho, Ara Malikian, Jorge Drexler, por citar algunos de mis favoritos.

 

Amo el jazz, el blues, el rock, el reggae, los diversos géneros de la música popular mexicana y las piezas interpretadas en violín. Me gustan las mezclas y por tanto aplaudo las fusiones que se han dado como una tendencia para reforzar la trayectoria de los artistas consolidados e impulsar la de los emergentes.

 

Es cierto que no todas las colaboraciones son acertadas, pero la verdad es que el poder de hacer mix, promueve una difusión acumulativa, pues suma afectos de dos públicos (en ocasiones muy distantes), a la par de estimular nuevas audiencias.

 

En México los duetos se convirtieron en un hit, por lo que artistas de gran talla y renombre, unen su talento con la frescura de interpretes predilectos de los públicos recientes. Tal es el caso de Los Ángeles Azules, el finado Juan Gabriel, Bronco y muchos otros, los cuales han sabido remasterizar sus éxitos bajo la consigna de darle un toque contemporáneo a sus creaciones.

 

Dicho lo anterior, entro en materia, pues la participación tiene como propósito el describir el excelente trabajo de marketing de la joven Jocelyn Eve Stoker, mejor conocida como Joss Stone, cantante y compositora que nació en Dover, Kent, Inglaterra, el 11 de abril del año 1987.

 

La cantante digna representante del soul y blues, es una de mis consentidas, desde sus inicios me cautivó como a muchos por su voz, así como por su nivel interpretativo. Aunado a lo anterior, es una de las personas más auténticas del gremio, vive su pasión por la música del mundo, viajando y aprendiendo.

 

Cuando escuchamos que un cantante hará un tour mundial, esperamos que los estadios, teatros y auditorios importante, sean los recintos, es una suposición que se realiza porque por lo general, el interés que mueve al medio musical es el monetario, sin embargo, en medio de lo que algunos llaman la muerte del arte (Arthur C. Danto, en su obra Después del fin del Arte), existen híbridos que nos recuerdan que el arte es una dinámica inherente al ser humano, por lo tanto, seguirá permeando en las creaciones por los siglos de los siglos (aunque para algunos solamente sean un refrito).

 

El caso de la joven Stone va más allá del aspecto económico, aunque también lo consigue, pues así es el arte de extraordinario. El punto medular de su gira denominada “Total World Tour”, es darle un lugar al mestizaje musical, a la par de que celebra otros objetivos ocultos, pero no por ellos menos importantes. Por ejemplo, la posibilidad de consolidarla como una artista completa y reconocida en todo el globo terráqueo, contando con la oportunidad de fungir como una cronista de las expresiones folclóricas de diversas latitudes, así como la fortaleza de darle el toque de publirrelacionista a su propia trayectoria y a la de los géneros que representa.

 

Es fácil describir el tour, se basa en reuniones espontáneas con artistas locales en lugares poco glamorosos. Es una idea casual y hasta sencilla, pero detrás de los videos que se realizan en múltiples ciudades del mundo, existe un riguroso calendario de interacciones, procesos y logística. El resultado de dichas producciones tan extenuantes son videos con una pieza musical, interpretada por un artística o agrupación elegida previamente, realizadas en vivo, con una conversación al inicio y al cierre, una especie de entrevista donde Stone es la anfitriona de su tour y los seleccionados los representantes de todo un país, cultura y género.

 

Mis preferidos son las mezclas del continente africano, en particular el video de Mozambique con Deltino Guerreiro, en Nigeria con Nneka, en Sierra Leona con The Jelliba´s, por citar mis consentidas de las listas de reproducción. De tales participaciones, existen colaboraciones que nos permiten enterarnos del detrás de las letras, por lo que el sentido del trabajo en conjunto, adquiere dimensiones de un trueque emocional y cultural.

 

En Perú invitó a Amaru Pumac, en Nicaragua a Nicolas Carter, en México a Natalia Lafourcade, su presencia en Latinoamérica y África, confirma su verdadera intensión de llegar hasta los lugares que para los corporativos musicales, resultan poco rentables. Lo que han olvido las grandes disqueras y productoras de espectáculos es lo que decía la artista Amanda Palmer en su TED talk “El arte de pedir”.

 

Omiten el hecho de que incluso los mitos y leyendas pueden pedir, deben hacerlo, el arte de pedir se basa en aquella actitud del artista del transporte urbano que  aun por modesto que sea su talento, invita a le subsidien su actividad para evitar caer en las garras de la delincuencia o alguna profesión de oficina.

Al recorrer el mundo, Stone nos recuerda que el límite de nuestra época se basa en las ideas y no en los medios. Emplear las redes ha sido su acierto, hacerlo bajo concepciones contemporáneas como el uso libre de contenidos, es un golpe doble. El arte es de todos en el momento que la audiencia se lo apropia y misteriosamente, al suceder tal acto, la propiedad de las obras confirma y legitima de donde proviene.

 

Los medios de diverso países han cubierto el tour, pues lo poderoso del mismo se basa en contar con una suerte de “marakame” (guía o chamán de la etnia Wixárika) que sirve como anfitrión de los visitantes  e intérprete para los locales. Al plantarse una actitud receptiva, la cantante británica le permite a los chamanes de las ciudades que visita, dar a conocer las bondades y atractivos del lugar de una manera sutil y por lo tanto hermosa.

 

Las personas se enamoran de las melodías, debido a que detrás existe una historia, un recuerdo, un momento que se enlaza y por tanto se teje en ese repertorio de sensaciones y emociones, por medio de las cuales interpretamos la realidad.

 

Joss le ha regalado al mundo “completito” su talento y una política diplomática que emerge de la música, pues como siempre se ha dicho, es el lenguaje universal. En cada ciudad que pisa le manifiesta respeto obsequiándole su propia versión de algún tema icónico (pues estudia el idioma, práctica las canciones, ensaya los acordes), lo mejor todo, es que ha gestado un aporte innegable al mundo del marketing cultural y cuando una obra es genuina, termina siendo rentable y repetible. Esa es la dinámica que muchos amantes del arte comercial han olvidado, pues primero se busca el alma, y ya con ella, entonces, si se desea, incluso se le puede vender al diablo.

www.arturogonzalezsalas.com