Describir el comportamiento de un sector resulta ser más un análisis de nuestra propia percepción que una verdadera radiografía, sin embargo, es interesante realizar el ejercicio de intentar descifrar las particularidades que rodean un gremio, para de esta manera eliminar las leyendas o evitar caer en los típicos errores, a su vez que fomentamos una mofa que parte de nosotros mismos, por tanto nos blinda del sentimentalismos baratos.
Cabe destacar que los mercas contamos con varios perfiles, cada uno se conduce con particularidades, muchos de ellos lo hacen de forma positiva y productiva, pero esta colaboración se enfoca en puntualizar algunas de las observaciones que me han hecho saber algunas personas, que de forma accidental o cotidiana, conviven con algún merca.
En mercas se rompen géneros y muchos gustos: los nuevecitos de agencia y de paquete, los freelance con oficina portátil integrada, los académicos que se les quema el agua y las campañas (nunca han hecho una), los socialistas antimarketing que en cualquier espacio culpan a la merca de todos los males de la humanidad, los empíricos que a todas le hacen, los rockstars adictos al reflector, los vendedores de humo y hasta de sus propias madres, los “Godínez” que eternamente serán empleados y los fanáticos que se casan con la empresa convirtiéndose en su única prioridad.
Es un gremio complejo por la cantidad de perfiles, yo encajo en varios de los anteriores y tal vez quepa en otros incluso más perversos, por lo que caigo en una de las primeras expresiones que me han hecho saber: “los mercas son frívolos y antipáticos”. Quizás tengan razón, pero es indispensable la planeación estratégica alejada del impulso, pues muchos hígados se han acabado en el plano directivo por esta razón. La gente tiende a creer que somos fríos y por ende groseros, la importante es relajar la percepción o modificarla para que mejor crean que somos directos y poderosos.
Con frecuencia viajo a impartir clases o conferencias a diferentes ciudades de México, por lo que he detectado que una forma muy común entre los speakers y maestros, es la de preservar su integridad desacreditando a los demás, es una especie de linchamiento ya sea de los que no están o de los que no pueden defenderse. Me encanta la manera tan ingenua en que se hace, pues es natural que cuando nos ausentemos, el siguiente objetivo será nuestra persona. Lo que manifiesta esta dinámica es el bajo nivel de autoestima en el sector, pues aquellos que requieren desgastar la integridad de otros para seguir vigentes, tiene muy poco por ofertar.
“El lleva y trae” no es privativo de los mercas, pero si alguien le pone enjundia somos nosotros, nos encantan los chismes y las inventivas, tal vez por nuestro frustrado gusto literario por la ficción y las novelas o por el guionismo propio de los spots. Son tantos los minutos que perdemos en este deporte, que nos hemos vuelto expertos.
La envidia es uno de los principales motores de la industria y aunque sabemos que muchos giros económicos han perecido por estas conductas, las perpetuamos como parte de la cotidianidad. Para muestra, la cantidad de foros que se usan para “criticar” el trabajo de otros, los muchos espacios en donde sube un ponente a hablar de un trabajo realizado, sin saber que el que verdaderamente lo hizo es el conferencista que sigue. Por lo que el plagio y la saludada con sombrero ajeno es una práctica muy común. Una vez me tocó estar en un evento en donde 3 personas presentaron la misma campaña, la pregunta es: ¿quién sería el verdadero autor? O mejor aún: ¿Por qué no precisamos en qué parte de las campañas hemos participado?
“Son muy egocéntricos, ustedes no tienen corazón más que para si mismos”, fue una de la frases que más me ha perturbado, es un reclamo muy agudo hacia los mercas, prácticamente lo sentí como esa frase que emplean las damas “todos los hombres son iguales”.
En últimas fechas he intentado descifrar las razones de nuestro comportamiento, pero tengo que reconocer que apenas poseo un par de conjeturas, la razón es evidente, somos más indescifrables a diferencia de otras profesiones.
He trabajado para el sector médico y tengo un perfil al que llamo “dioses en la tierra”, con contadores y les he nombrado “porque sí y punto”, con políticos y le he denominado “bla bla bla toménme una foto con este indefenso al que salvaré”, pero cuando pienso en mercas mi cabeza se bloquea. Tal vez porque cuesta trabajo reconocer como somos, cuesta trabajo reírnos de nuestros talones de Aquiles, y cuesta más trabajo aún, el tratar de reinventar el sector, pues para hacerlo, debemos de pensar en colectivo bajo un sistema proactivo y propositivo, debemos evitar tomar todo tan apecho, pero si tomarlo con la responsabilidad suficiente como para que otras personas nos perciban como verdaderos profesionales.
La memorable Romina es la pequeña que le regaló al mundo su talento al descubrir que Barney es un embuste y que su grupo del colegio le hacia mofa, ella ganó un gran premio y sacó sus demonios internos en medio de un programa de televisión. Lo que nos recuerda que la verdad siempre sale a la luz y que en la industria nunca sabemos quien es el próximo Kotler, por lo que es mejor pisar con pies de plomo.
0