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Arriésgate.

Arriésgate.
21 marzo, 2019 Juan de Lascurain

Acabo de regresar de Paperworld en Alemania, ya tenía más de tres años que no iba a las ferias de Europa porque estaba concentrado en abrir otros países. Mucha gente te ve viajando por el mundo y muchas veces me dicen, ¡que buena vida! Si, amo lo que hago, pero no es como las fotos lo pintan.

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Viajar como emprendedor es muy diferente a viajar como turista. Como emprendedor tienes que tener muy claro escoger viajes que van a redituar económicamente ya que si no estarás perdiendo tu tiempo. Claro, ya el poder visitar otro país es una inversión como ninguna otra; pero cuando quieres crecer una marca o empresa no puedes vivir del aire.

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Mis primeros viajes fuera de México como emprendedor fueron en el 2015. Yo llevaba varios años licenciando mi marca en México y sentía que tenía que ir a presentarla en otros lugares. Recuerdo que una señora me había platicado de una feria en Paris llamada – Maison and Objet. Me metí a investigar y sentí que era buena idea ir. Busqué boletos de avión, hoteles y decidí que iba a ser mi primera feria internacional.

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No me alcanzaba para poner un stand pero si podía ir a hacer contactos. En ese momento todavía no tenía productos para vender, solo licenciaba mi marca así que podría buscar a empresas que fabricaran para que usaran mis diseños.

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Ningún banco en México me daba crédito, el único crédito que tenía era una tarjeta American Express de servicio. Mi límite tampoco era muy grande pero mínimo me alcanzaba para ir y volver.

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Llegué a la feria en Paris y me sorprendí la cantidad de expositores. Mas de 3,000 stands, miles de personas asistiendo y yo era solo una más queriendo vender mi marca. Eso no me detuvo, ya que yo sabía que ya había gente preparada para lo que yo tenía que ofrecer. El reto era como encontrarla. Casi lo mismo que encontrar una aguja en un pajar. Decidí comenzar por la primera fila y recorrer cada stand, tenía 4 días para hacerlo.

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Así fue, despúes de más de 10 horas de hacerlo termine exhausto, pero con varios prospectos. Al día siguiente hice lo mismo. De hecho comencé a hablar con gente en los pasillos. Si escuchaba que hablaban español me acercaba a preguntarles a que se dedicaban.

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Si, al principio me veían raro, pero en cuanto les enseñaba mi trabajo comenzaban a abrirse conmigo. Así me la pase los 4 días de la feria, conociendo mucha gente y al final había cerrado 4 contratos. Todos me iban a pagar un anticipo; ya con eso podía pagar el viaje y me iba a sobrar. Había otras dos ferias a las que tenía pensado ir y después me iba a quedar dos días en Barcelona para conocer la ciudad antes de regresar a México.

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Este fue el comienzo de una aventura de negocios que hoy en día sigo expandiendo, ya les contaré el resto de la historia la siguiente semana.