Desde hace años sigo la trayectoria de uno de los violinistas más virtuosos de nuestra época, claro, ya se que sabe de quien hablo por el título de la participación, sin embargo, le puedo comentar que este arista de origen libanes, nació en Beirut un 14 de septiembre de 1968.
En sus conciertos ha referido parte de su vida con una gracia excepcional, comúnmente cuenta como ha sido que se volcó en la música debido a un lazo hereditario, relatando la lucha interna entre lo clásico y el rock.
La parte sorprendente de Malikian es más allá de su privilegiado don para tocar el violín, pues la gran cruzada que ha emprendido para que este instrumento se haga el favorito de muchos, incluso de aquellos que están alejados de filarmónicas u orquestas, una prueba de la necesidad de difusión y fomento artístico en los planos culturales.
La vida del músico es digna de una película, para que usted considere parte de sus penurias, es inevitable hablar de la guerra y del exilio, él mismo lleva esta causa en sus presentaciones y en un par de sus melodías, por lo que nos permite comprender que la responsabilidad social puede ir más allá de los temas habituales.
Recuerdo con afecto cómo relató que desde generaciones atrás, el violín había sido un perfil laboral, pero además un estilo de vida. Mencionó que fue gracias a este poderoso instrumento que pudieron salir de su país, pues bajo la excusa del arte, muchas personas pudieron encontrar una segunda oportunidad. La frase “ojalá que todas las personas que viven en la guerra pudieran contar con un violín”, no solamente es poética, sino inspiradora, nos advierte la sensibilidad y talla de la persona que le da vida al músico.
En medio de su campaña por la inclusión social, en el año 2013 se vio envuelto en un pasaje viral debido a la negación de su residencia española, lo cual en lugar de ser un punto en su contra, se convirtió en una excelente estrategia para apuntalar su talento, bajo la insignia de que todos somos residentes del mundo, incluso aquellos a los que se les niega un documento que acredite sus derechos.
Ara es un maestro en el mundo del arte, es fácil saberlo cuando se está en alguna de sus presentaciones, es de esos genios que te topas y no te queda de otra más que sucumbir a sus encantos.
Tengo que confesar que caí por error con él, estaba buscando interpretaciones de Nicolo Paganini y la sorpresa fue que me topé con una versión de Caprice 24 muy al estilo Malikian, por lo que me decidí a escuchar algunas otras de sus ejecuciones.
Es de trascendencia reconocer la migración y evolutiva de la industria musical, los aspectos comprenden desde la comercialización, las plataformas y las mixturas, por supuesto que en géneros menos comerciales la lucha ha sido la supervivencia por medio de la innovación de la propuesta y presentaciones personalizadas, es ahí donde Ara encaja perfecto en un mundo del arte que se atreve a desafiar los contextos tradicionales y conservadores.
Ya se ha descrito la parte compleja del exilio, lo que dota a la oferta del señor Malikian de un aire nostálgico y a la vez de victoria, su historia es una pieza poética como se ha dicho, pero la verdad de las cosas, es que si se desea interpretar la poesía hay que vivirla desde el escenario o desde una butaca, pues sus presentaciones están desarrolladas para que todos terminen admirando su talento, la magia del violín, así como el privilegio de coincidir en un tiempo y espacio.
Por lo anterior, le considero un genio del marketing, en particular en el aspecto de las relaciones públicas, para que usted pueda contextualizar su cierre, le he comentado que entre pieza y pieza musical, va haciendo uso de un anecdotario. Salta de canciones contemporáneas a las clásicas con facilidad, luego en el final le da el peso mayor a una pieza de Beethoven, misma en la que baja del escenario, se integra y circula entre los pasillos del foro, fabricando ese juego de fantasía y realidad.
El señor amante del violín, sabe el poder de las relaciones publicas y marketing directo, no solamente por la manera extraordinaria en la que lleva sus redes sociales y agenda de presentaciones, no es meramente el acto de descender del escenario y convivir con el público, es porque todo se lleva a cabo con naturalidad y por tanto es digno de atención, pues como sabemos en el mundo del arte, algunos se convierten en vacas sagradas que pocas veces permiten el contacto.
Luego de unos minutos de acabado el concierto, confieso que esperé por el hotel del músico como buen fan de hueso colorado, tenia la esperanza de topármelo por lo menos de lejos, sin embargo, la vida a veces nos da la oportunidad de salir de las desgracias por medio de un violín o de tener acceso a las personas que admiras por las conexiones que se han generado en el pasado.
Tuve la fortuna de convivir algunos minutos con Ara, pude conversar acerca de su presentación, de su estancia en la ciudad y sobre qué opina de la humildad, por lo que la lección es vital para los que hacemos marketing, música o cualquier actividad humana, la lección es que sí tienes tiempo para tu pasión, debes tener tiempo para aquellos que vibran en la misma sintonía que tú, debes tener tiempo para tu público.
Por lo tanto, la estrategia en las esferas culturales debe hacer un juego que vaya de la mitificación a la accesibilidad. Se trata de generar iconos que puedan representar nuestros anhelos expresivos y de superación, para luego tener la sensación de que podemos llegar a ser como ellos o por lo menos convivir con alguno. El mundo del arte debe considerar ser más amable, pues su muerte siempre estará latente si decide irse por esa petulante distancia entre sus paradigmas elitistas y las personas que la aprecian.
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