El mundo del turismo, y en particular el de los hoteles, vive una época dorada en este inicio del siglo XXI. Viajar se ha convertido en una necesidad universal para la generación Millennial, que prefiere invertir en experiencias y conocer el mundo que poseer artículos lujosos o propiedades.
En medio de esta “fiebre del oro” del turismo, han cobrado principal relevancia las OTA’s (Online Travel Agencies). Estas plataformas han sabido aprovechar un cambio de paradigma en el que las personas ya no quieren que les organicen sus viajes, sino planificarlos ellas mismas, ocupando así el lugar de las agencias de viajes tradicionales condenadas hoy a una inevitable extinción.
Para los hoteles, el auge de las OTA’s supuso una gran noticia. Al fin y al cabo, les aseguraron el acceso a potenciales huéspedes a los que, antes de Internet, no les era tan fácil llegar.
Sin embargo, todo tiene un precio.
La creciente necesidad por posicionarse en estos exitosos portales trajo consigo una subida de las tarifas de los mismos. Hoy, un hotel paga, como comisión por venta, un promedio de entre el 16% y el 20% del revenue que le genera una OTA.
Este porcentaje llega a suponer anualmente una cantidad enorme, que los hoteles ceden a las OTA’s a cambio de su intermediación. Y para muchos parece no existir alternativa: si no están posicionados en estas páginas, la competencia será quien se lleve a esos huéspedes interesados en el destino en cuestión.
Sin embargo, sí existe otra posibilidad: apostar por la estrategia digital.
Un desarrollo estratégico de los canales propios (web, redes sociales, correo electrónico) puede convertirse en un tremendo desahogo para muchos hoteles. Esto es más importante aún en el caso los pequeños y medianos, que pueden ver en el plazo de tan solo unos meses como sus ingresos totales se incrementan hasta en un 20% al desintermediarizarse.
Pero ojo, no es una labor sencilla. Tampoco los resultados son flor de un día. Requiere de una buena planificación por parte del equipo de marketing, y de una apuesta clara, real y comprometida del hotel por ejecutar acciones digitales directas. Solo así conseguirá un efecto real y trascendente.
La mejor parte es que existen muchos caminos, unos más asequibles, otros más ambiciosos.
Por ejemplo, puede ser una buena estrategia hacer grandes esfuerzos en la fase de captación, y estar dispuesto a ceder un margen de ganancia para adquirir al huésped, al que luego se fidelice mediante acciones adicionales posteriores que no requieran tanta inversión.
Depende del tipo de cliente.
En cualquier caso, el camino para los hoteles parece evidente: apostar por el desarrollo de los canales directos en medios digitales supone, a la larga, un incremento exponencial en el revenue de los mismos. También genera una mayor independencia a la hora de conseguir ventas. Ambos resultados, por sí solos, justifican claramente el esfuerzo.
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